El cuerpo: nuestro hogar

03.03.2023

Durante la lectura del libro "Sed de Ser" del teólogo y antropólogo Javier Melloni, encontré un texto "El cuerpo" que empieza así:

¿Qué podríamos habitar ante todo sino nuestro propio cuerpo? Es nuestra casa primordial, nuestro hogar primero. Nos demoramos en descubrirlo, en recorrerlo.

Si hiciese un ranking de la expresión más utilizada por las personas tras una experiencia consciente "en" su cuerpo es sin duda : "ahora estoy en casa" .                                      Sigue el texto más adelante:

No es que tengamos un cuerpo, sino que somos un cuerpo.

Una experiencia consciente "en" su cuerpo, no es lo mismo que una experiencia consciente "de" su cuerpo. Y aunque lo parezca, esto no es un jueguecito de palabras. Esa sutil diferencia a la que alude el uso de una preposición distinta, es en este caso trascencente. Aún queda división entre el cuerpo y yo, cuando tengo experiencia de mi cuerpo. Sin embargo cuando experimentamos el ser "en" el cuerpo, entramos en una unión, en la que nos reconocemos ser "eso".

Esta unidad entre yo y mi cuerpo, nos hace sabernos en casa, sabernos Ser. Un estado de alegría, paz o similar, expresa esa verdad ontológica. El perfume de "eso" se trasluce en el gesto, la mirada, el sonido de las palabras con que se comunica, la certeza feliz de quien ha atravesado una orilla invisible pero fundamental.

No solo lo he saboreado sino que soy regalada constantemente con la vivencia de otros. 

Siempre me ha llamado la atención que la mayoría de las tradiciones espirituales, ponen un acento especial en avisar de que "no somos el cuerpo". Quizás porqué no se ha conocido aún ese "ser cuerpo". He acompañado muchas de estas experiencias, por llamarlas de algún modo, y son siempre momentos de lucidez por encima de lo común, donde no parece haber señales de confusión sino todo lo contrario: en ese estado de consciencia las personas se muestran más abiertas y respetuosas al misterio de la existencia.

Porqué este recelo entonces?. ¿Quién recela de nuestra identidad en el cuerpo, más que la propia mente y su falta de experiencia directa de aquello de lo que tanto teme?.
Ser cuerpo, de una manera simple y sin demasiados argumentos, tal vez, te acerca más a la maravilla del misterio último de existir. 

Me acuerdo ahora de una conversación con un querido amigo en que me decía que eso de escuchar el cuerpo que yo propongo, no es muy confiable porqué su cuerpo le pedía comer mucho chocolate y eso no le hacía bien. Recuerdo que nos reímos y le dije algo así como que eso es como escuchar una emisora radio mal sintonizada, escuchas los parásitos pero no lo que se está emitiendo en realidad. 

Trabajamos con todas estas herramientas, trabajo corporal consciente y terapia psico-corporal, para reaprender a sintonizar la emisora, a través del cuerpo. 

Aprendiendo a comprender su lenguaje. A reconocernos cuerpo. A comprender y agradecer que nos sostiene, en lo bueno y en lo malo, seamos muy espirituales o no. Y que el cuerpo, si nos retomamos en él, nos lleva de vuelta a casa: a sentir nuestro verdadero hogar al que tenemos siempre derecho a pertenecer.